Soterrar la avenida Rufo García Rendueles: una barbaridad técnica, ecológica y económica
Soterrar la avenida Rufo García Rendueles: una barbaridad técnica, ecológica y económica.
El proyecto de soterrar la circulación por la avenida Rufo García Rendueles en Gijón no solo carece de lógica técnica y ambiental, sino que además representa un despilfarro de dinero público en un informe de viabilidad de 100.000 euros. A continuación, exponemos los argumentos en contra de esta propuesta basados en criterios técnicos y ecológicos, respaldados por datos y tendencias actuales.
Costes y sobrecostes: una inversión desmedida.
El soterramiento de una vía urbana implica un gasto inicial elevadísimo. Según expertos en ingeniería civil, los proyectos de esta naturaleza tienden a exceder sus presupuestos iniciales. Un estudio del *Institute for Transportation and Development Policy* reveló que, en promedio, los costos de túneles subterráneos exceden en un 45% lo estimado inicialmente, sin incluir el mantenimiento, que en casos como el de los túneles de M30 en Madrid ya cuesta 75 millones de euros anuales (El País, 21/07/2023).
Esta obra generaría además un importante impacto sobre las infraestructuras existentes, como redes de agua, saneamiento y telecomunicaciones, con un riesgo evidente de encarecimiento adicional para reparar daños no previstos.
Una obra inviable por su complejidad geotécnica.
Construir un túnel en una zona costera como la avenida Rufo Rendueles supone enfrentarse a complicaciones técnicas evidentes:
- Terreno inestable: La cercanía al mar y el nivel freático elevado dificultan enormemente la excavación y elevan el riesgo de filtraciones de agua salina, algo que ya ha ocurrido en otras infraestructuras subterráneas en zonas similares.
- Impacto ambiental: La construcción podría alterar ecosistemas costeros y subterráneos, algo que estudios previos en otras ciudades han demostrado como irreversible (Environmental Impact of Urban Tunneling, 2022).
Por estas razones, diversos expertos recomiendan evitar este tipo de intervenciones en entornos costeros urbanos.
El riesgo de mareas vivas y el cambio climático.
La proximidad de la avenida Rufo García Rendueles al mar presenta un peligro adicional en el contexto de crisis climática: el riesgo creciente de mareas vivas de gran magnitud. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el aumento del nivel del mar y los fenómenos extremos derivados del cambio climático están incrementando la frecuencia e intensidad de estas mareas, especialmente en zonas costeras urbanizadas como Gijón (El Comercio, 12/08/2023).
Soterrar una vía en esta ubicación amplifica el riesgo de inundaciones catastróficas en caso de marea viva o tormenta excepcional. Los túneles subterráneos son particularmente vulnerables a este tipo de eventos:
- Filtraciones y acumulación de agua: Incluso con sistemas de bombeo, los túneles pueden inundarse rápidamente, comprometiendo la infraestructura y poniendo en peligro vidas humanas.
- Costes de reparación y mantenimiento: Las inundaciones en túneles urbanos requieren costosas reparaciones, como se vio tras la tormenta Ida en Nueva York, que anegó las infraestructuras subterráneas causando daños millonarios (The New York Times, 03/09/2021).
El cambio climático exige soluciones resilientes, no infraestructuras que se conviertan en un punto débil frente a fenómenos extremos. Promover un modelo de movilidad sostenible y evitar proyectos subterráneos en zonas de riesgo es la única respuesta lógica y responsable.
Soterrar el problema, no solucionarlo.
Un túnel no resuelve el problema de fondo: el modelo de movilidad insostenible basado en el automóvil.
- El tráfico no desaparece, se concentra: Aunque el soterramiento oculta la circulación en superficie, las emisiones siguen existiendo y, en lugar de reducirse, se concentran dentro del túnel, lo que requiere costosos sistemas de ventilación. Así lo demuestran los casos de Londres y París, donde los túneles han trasladado, pero no eliminado, la contaminación urbana (BBC News, 10/09/2023).
- Fomenta el uso del coche: Este tipo de infraestructuras perpetúan la dependencia del automóvil privado, contraviniendo los objetivos de sostenibilidad urbana que promueven ciudades más peatonales y accesibles.
Alternativas más sostenibles y económicas.
En lugar de destinar fondos a un proyecto de viabilidad para un túnel costoso e insostenible, se deberían priorizar alternativas más acordes con la transición ecológica:
- Fomento del transporte público: Carriles exclusivos para autobuses eléctricos y mejoras en la frecuencia de servicio serían mucho más beneficiosos para la movilidad urbana.
- Ampliación de zonas peatonales y carriles bici: Ciudades como Copenhague y Ámsterdam han demostrado que priorizar bicicletas y peatones reduce significativamente el uso del coche, mejorando la calidad del aire y el bienestar de los ciudadanos (The Guardian, 15/06/2023).
Un informe innecesario y despilfarrador.
La inversión de 100.000 euros en un informe de viabilidad no solo es innecesaria, sino un ejemplo de malgasto de dinero público en tiempos en que los recursos deben priorizarse para necesidades urgentes. Numerosos estudios sobre infraestructuras similares ya han demostrado que este tipo de proyectos no son económicamente viables ni ambientalmente sostenibles, por lo que insistir en evaluaciones adicionales resulta redundante.
Priorizar el futuro, no perpetuar errores del pasado.
La avenida Rufo García Rendueles tiene el potencial de convertirse en un ejemplo de movilidad sostenible en Gijón. Soterrar el tráfico, lejos de ser una solución, perpetuaría un modelo urbano insostenible, costoso y perjudicial para el medio ambiente. La apuesta debe estar en la superficie: más espacio para peatones, bicicletas y transporte público. Gijón merece soluciones modernas y sostenibles, no obras faraónicas que hipotecan su futuro.