20 años de la Ley de Violencia de Género: logros, retos y el debate sobre el borrado de las mujeres

20 años de la Ley de Violencia de Género: logros, retos y el debate sobre el borrado de las mujeres.


En 2004, España marcó un antes y un después en la lucha contra la violencia machista al aprobar la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Esta normativa, pionera a nivel mundial, reconoció que la violencia contra las mujeres es una manifestación extrema de la desigualdad de género y del machismo estructural. Desde entonces, ha sido una herramienta indispensable para combatir esta lacra y proteger a las víctimas.

Sin embargo, dos décadas después, la vigencia de la ley sigue siendo necesaria ante la persistencia de cifras alarmantes de feminicidios y agresiones. Además, nuevos debates sociales y legislativos, como los derivados de la Ley Trans, han abierto un espacio de reflexión y controversia en torno a la categoría legal de "mujer" y los riesgos percibidos de su posible desdibujamiento o “borrado”.



La Ley de Violencia de Género: avances y pendientes.

La Ley de Violencia de Género no solo ha permitido avances en la atención y protección de las víctimas, sino que también ha consolidado el reconocimiento de la violencia machista como un problema estructural, no privado. Gracias a ella, se han implementado medidas de prevención, campañas de sensibilización y sistemas de atención integral que abarcan desde protección jurídica hasta apoyo psicológico y social.

Sin embargo, el problema persiste: mujeres siguen siendo asesinadas, y muchas otras viven bajo amenazas o en situaciones de violencia. A esto se suma la insuficiencia de recursos en algunas regiones, la saturación de los juzgados especializados y la falta de formación en perspectiva de género en sectores clave como la justicia o las fuerzas de seguridad.


El debate sobre el borrado de las mujeres.

En los últimos años, la entrada en vigor de la Ley Trans, que permite a las personas cambiar su género legal mediante una declaración de voluntad, ha reavivado un debate dentro del feminismo sobre las posibles consecuencias de este cambio en la lucha contra la violencia de género.

Algunos colectivos feministas, particularmente aquellos que adoptan una perspectiva más centrada en el sexo biológico, alertan sobre el riesgo de que la categoría de "mujer" quede desdibujada, lo que podría afectar las políticas públicas diseñadas específicamente para proteger a las mujeres frente a la violencia machista. Argumentan que, si el concepto de "mujer" incluye a cualquier persona que se autodefina como tal, se corre el riesgo de perder el enfoque basado en la opresión estructural sufrida por las mujeres nacidas como tales.

Entre los temores más destacados se encuentra la posibilidad de que hombres agresores puedan cambiar su género legal para eludir sanciones o acceder a espacios reservados para mujeres. Aunque los casos reportados de abusos son anecdóticos, estas preocupaciones han avivado tensiones entre diferentes corrientes del feminismo.

Por otro lado, defensores de la Ley Trans y del feminismo inclusivo sostienen que este reconocimiento de las identidades trans no anula la lucha contra el machismo, sino que la complementa, ampliando los derechos de todas las personas. Argumentan que la violencia machista sigue siendo un fenómeno estructural que trasciende los debates sobre identidad de género.


20 años después: ¿hacia dónde vamos?

La Ley de Violencia de Género celebra su vigésimo aniversario en un contexto de transformaciones sociales y debates que exigen repensar su alcance y aplicación. Lo que es indiscutible es que la violencia machista sigue siendo una realidad devastadora que requiere una respuesta contundente, con recursos suficientes, formación adecuada y un compromiso inquebrantable.

Frente a las tensiones sobre identidad de género y feminismo, es imprescindible encontrar un equilibrio que garantice que las políticas públicas sigan protegiendo a las mujeres, sin exclusiones ni desprotecciones. Porque, al final, el objetivo común debe ser claro: erradicar la violencia machista en todas sus formas y garantizar una vida libre de violencia para todas las mujeres.

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