Dos visiones de la historia: oficialismo vs. análisis crítico en España desde un enfoque social
Dos visiones de la historia: oficialismo vs. análisis crítico en España desde un enfoque social.
La historia no solo está construida por hechos, fechas y personajes prominentes; también está tejida por las vidas cotidianas de las personas que vivieron esos momentos. Por ello, cuando se analizan las diferentes formas de hacer historia, se deben considerar tanto las narrativas que emergen desde los centros de poder como aquellas que surgen de los márgenes de la sociedad. En este sentido, la historia social, que pone el foco en las experiencias de las clases populares, las luchas sociales y los movimientos colectivos, ofrece una perspectiva fundamentalmente diferente a la historia oficial y al análisis académico más tradicional. Este contraste es especialmente relevante en el caso de España, donde las tensiones sociales y políticas han moldeado profundamente su historia reciente.
El oficialismo: historia de las élites, historia sin rostro.
La historiografía oficialista, caracterizada por su aproximación funcional al poder, ofrece una visión de la historia que tiende a concentrarse en los grandes eventos políticos y los personajes que ocuparon los puestos de autoridad. Esta forma de narrar la historia, aunque importante para entender los marcos políticos y las decisiones estratégicas, a menudo omite o minimiza las experiencias y luchas de las clases populares y los movimientos sociales. En lugar de mostrar una visión plural de la historia, se focaliza en los elementos que contribuyen a consolidar el orden vigente, omitiendo las voces críticas y silenciando las historias de quienes fueron víctimas de la opresión o de las injusticias sociales.
En España, la historiografía oficialista durante el franquismo se centró en la glorificación del régimen, subrayando la importancia de la victoria sobre el "rojo" y la preservación del orden "tradicional". Los relatos sobre la Guerra Civil, por ejemplo, frecuentemente exaltaban el papel del ejército sublevado y los valores nacionales, mientras que las experiencias de los combatientes republicanos, los campesinos o las mujeres fueron relegadas a un segundo plano o distorsionadas para ajustarse a la narrativa del orden establecido. En este tipo de relatos, los aspectos sociales de la guerra y de la dictadura fueron invisibilizados, impidiendo que la historia se comprendiera en toda su complejidad.
El análisis crítico: historia desde abajo, historia social.
En contraste, la historiografía crítica en España ha buscado recuperar esos relatos olvidados, poniendo énfasis en las experiencias de las clases populares y los movimientos sociales. Este enfoque se interesa por los sujetos colectivos: obreros, campesinos, mujeres, marginados, inmigrantes y todos aquellos que han estado fuera de los círculos del poder. A través de este enfoque, la historia no es solo una crónica de victorias políticas o conquistas militares, sino una narración compleja que incluye las luchas, las opresiones y las resistencias que han dado forma a la sociedad.
Uno de los aspectos más destacados de la historiografía crítica es su capacidad para reflexionar sobre las estructuras sociales que producen la desigualdad y la injusticia, y cómo estas estructuras se perpetúan a través del tiempo. Historiadores como Julián Casanova, Carlos Fonseca o Ángel Viñas han profundizado en los aspectos sociales de la Guerra Civil y la dictadura franquista, analizando cómo las condiciones de vida de las clases bajas y los efectos de la represión política influyeron en el curso de los acontecimientos históricos.
Julián Casanova, en particular, ha destacado la importancia de entender la Guerra Civil no solo como un enfrentamiento entre dos bandos políticos, sino como una guerra civil en el sentido más amplio de la palabra, que implicó una lucha de clases profunda, con el ejército y el poder político del bando franquista defendiendo una estructura social profundamente desigual. Casanova subraya la importancia de considerar las luchas sociales de los obreros y campesinos, y cómo el contexto económico y social del momento influenció las decisiones y las alianzas durante el conflicto.
Paul Preston también ha trabajado intensamente desde este enfoque social, al poner en evidencia las dinámicas sociales y políticas que contribuyeron al ascenso del franquismo, explicando cómo las tensiones de clase y las desigualdades estructurales fueron cruciales en el desarrollo de la Guerra Civil. Además, su investigación sobre las condiciones de vida de las personas durante la dictadura franquista, así como el impacto de las políticas de represión y control social, proporciona una visión más amplia de los efectos sociales del régimen.
Historia de las clases populares y la resistencia social.
Un aspecto clave del análisis histórico desde un enfoque social es el estudio de la resistencia popular. Desde el estallido de la Guerra Civil, miles de obreros, campesinos y activistas de izquierda se alzaron contra el régimen sublevado, organizando huelgas, batallas, guerrillas y movilizaciones en defensa de la democracia y los derechos sociales. Esta resistencia fue fundamental para comprender el carácter de la guerra y la dictadura, pues si bien el bando franquista pudo contar con el apoyo de las clases altas y la iglesia, las clases populares estuvieron luchando por su supervivencia y por sus derechos.
Este tipo de historia social también pone énfasis en la resistencia cultural, en las formas de resistencia cotidianas, como las canciones, las huelgas, las organizaciones clandestinas, y cómo estas expresiones de desobediencia se convirtieron en vehículos de lucha por la justicia social. El movimiento obrero y las mujeres también ocupan un lugar fundamental en este análisis, pues sus aportes fueron esenciales tanto en el campo militar como en el campo social durante la Guerra Civil y la resistencia posterior a la dictadura.
Contrapunto y reflexión.
La historiografía oficialista y el análisis social no solo difieren en sus temas de interés, sino en la concepción misma de la historia. Mientras que la primera tiende a ver la historia como una sucesión de grandes eventos y figuras heroicas, la segunda enfatiza la importancia de los procesos sociales y las luchas de los grupos marginados. Los historiadores críticos se esfuerzan por dar visibilidad a los olvidados de la historia, aquellos cuya vida cotidiana estuvo marcada por la lucha por sus derechos, por la resistencia ante la opresión y por la construcción de alternativas a las estructuras de poder.
Este enfoque es vital para comprender los procesos históricos en su totalidad. Las narrativas oficiales, centradas en las élites y los grandes acontecimientos políticos, no siempre reflejan la realidad de la mayoría de las personas. En cambio, el análisis social de la historia ofrece una visión más inclusiva, que no solo busca narrar los eventos, sino entender cómo las condiciones materiales, sociales y culturales afectan a las personas y cómo estas se organizan y resisten frente a las injusticias.
Conclusión.
La historia no debe entenderse solo como una sucesión de hechos aislados, sino como un proceso continuo de luchas, resistencias y transformaciones sociales. La historiografía oficialista, al centrarse en las grandes figuras y los eventos políticos, omite muchas veces las experiencias de las clases populares y las formas de resistencia social que han sido fundamentales en la historia de España. Por otro lado, el análisis social, al poner en el centro de la historia a los pueblos y las luchas sociales, ofrece una visión más compleja y enriquecedora de los hechos históricos, permitiendo una comprensión más profunda y más justa de los procesos que han dado forma a la sociedad española.